Qué hacer frente a esta transformación digital social y obligatoria

Qué hacer frente a esta transformación digital social y obligatoria

Mariano Wechsler, cofundador y Director Académico de la organización, estuvo a cargo de la videoconferencia “Digital mindset”, enfocándola en el contexto actual en el cual todos entramos en cuarentena de un momento a otro.

“Tradicionalmente, las organizaciones están orientadas a medir sus resultados en función de sus ganancias, y esto es lo prioritario. Además, las estructuras son burocráticas y piramidales. Al mismo tiempo, lo líderes ejercen mucho control sobre sus equipos, se trabaja mucho en base a planificaciones, y el conocimiento no fluye entre las áreas de la firma”, comentó.

Este modelo es radicalmente distinto al que deben tener las compañías alineadas con una cultura digital. “Las firmas maduras desde este punto de vista ponen énfasis en su propósito, ya que si trabajan bien este aspecto las ganancias llegan. Además, suelen trabajar en redes conformadas por equipos interdisciplinarios, donde cada miembro tiene autonomía y está empoderado para proponer nuevas ideas. Lejos de efectuarse un control exhaustivo y de trabajar bajo planificaciones, se les permite a los colaboradores experimentar, probar en chiquito, equivocarse y aprender de esos errores para luego avanzar en implementaciones más grandes. Por otra parte, el conocimiento fluye entre las gerencias porque es en base a los datos concretos que se conocer la realidad para tomar mejores decisiones de negocio”, explicó.

A raíz de la pandemia, millones de personas que trabajan en compañías de todo tipo y tamaño se vieron obligadas de a trabajar desde sus hogares de forma súbita. Esto generó que, de inmediato, se rompan las jerarquías, se comparta la información y se confíe en los colaboradores para que trabajen con mayor autonomía.

Probar “en chiquito” y luego escalar

Wechsler mencionó, a modo de ejemplo, el caso de éxito implementado en el colegio al que asiste su hija: “Cuando comenzó a avanzar el coronavirus, los padres nos organizamos para que nuestros hijos sigan conectados a distancia con sus amigos. Rápidamente, creamos un documento para que los adultos propongan qué actividad podían compartir a través de videoconferencias. Algunos cocinan, otros explican un tema. Lo importante es que todos colaboren para que a diario los chicos tengan una actividad online que se lleva a cabo todos los días a la misma hora”, explicó.

En concreto, los padres de “3C” abrieron un espacio virtual de colaboración. Desde ese momento, ese proyecto dejó de tener un solo “dueño”, porque comenzó a enriquecerse con el aporte de todos.

Con el correr de los días y la rutina establecida, los padres ajustaron algunos detalles se dieron cuenta que el proyecto funcionaba porque los niños están felices de reencontrarse a diario con sus amigos, porque comparten experiencias y también siguen aprendiendo. Con este “Mínimo Producto Viable” (MVP) probado, mejorado y puesto en funcionamiento, hablaron con los directivos del colegio para abrir más canales de comunicación. “Nuestra idea se puso a disposición para que sea copiada por el colegio. Los directivos, entusiasmados, replicaron este sistema anárquico y lo adaptaron para implementarlo en el resto de las aulas”, comentó Wechsler.

Lecciones para las organizaciones

El ejemplo de 3C es pertinente porque en las organizaciones la situación es similar. De repente, todos estamos teletrabajando y relacionándonos de nuevas maneras para mantenernos productivos. “Tenemos que buscar formas de normalizar lo anormal. Tenemos que adaptarnos rápidamente”, argumentó el cofundador de Digital House ante la audiencia remota.

“Las empresas tienen que aceptar los errores, porque a través de ellos se aprende mucho. En la conversación con los directivos de la escuela, lo primero que se notaba era miedo ¿Cómo los docentes le van a hablar a sus alumnos delante de sus padres? Pero ahora ya no quedan opciones. Esa transparencia ocurrió desde el momento que estamos todos conectados”, explicó.

“Estamos viviendo una transformación digital social y obligatoria que nos impone dar pasos que hasta ahora no habíamos dado. Por eso, las organizaciones deberían romper con sus jerarquías y darle más poder a su gente. Este es el momento de aprender a equivocarnos por acción, y no por omisión”, sentenció Wechsler.

Como consejo, el cofundador de Digital House incentivó a la audiencia para que escuchen más a las personas con perfiles tecnológicos con las que trabajan porque ellos conocen muchas herramientas de productividad y colaboración, y porque están más acostumbrados a trabajar bajo una cultura digital. Además, recomendó la sobrecomunicación porque dado que el equipo no se encuentra físicamente ya que está distribuido, es importante enfatizar los mensajes, algo que puede hacerse mediante herramientas digitales.

Oportunidades

Wechsler opina que en este contexto de crisis sanitaria van a aparecer oportunidades por todos lados. “Vamos a aprender muchas cosas que deberíamos haber aprendido antes. Por eso tenemos que estar predispuestos a sacarle provecho a esta realidad, intentando que la organización adquiera realmente una cultura digital”.

Para concluir, el cofundador de Digital House, remató: “Mientras vivimos en cuarentena podemos aprovechar las herramientas digitales que ya existen para trabajar y para pensar nuevas ideas. También para equivocarnos “en chiquito” y consolidar esta cultura digital que estamos adquiriendo ahora para consolidarla cuando la pandemia termine”.